Catalina Estrada Uribe
3 min readSep 24, 2020

Mi abuela olía a Vick Vaporub.

Lo guardaba en el cajón de su mesita de noche y todas las noches se lo untaba para curar cualquier mal o dolor, salvo una vez que no le funcionó para un grano de la oreja que se le complicó y la tuve que llevar al médico para que le cortaran ese pedazo de oreja.

Una de las cosas que más me gustaba cuando era chiquita era dormir con ella. Las dos en una camita sencilla y estrecha, mi abuela no era flaca pero yo si, entonces cabíamos justas si no nos movíamos mucho. Me convertía en garrapata pegada a su espalda.

La cama estaba empotrada entre la mesita de noche, hecha por mi abuelo que era el mejor carpintero del mundo (obvio, porque era mi abuelo) y una media pared forrada en madera que me atajaba de no caerme.

Mi abuela dormía mirando su mesita de noche y yo le hacía cucharita por detrás, le trepaba mi pierna encima como si fuera un mico y con mi brazo le rodeaba la espalda hasta donde me alcanzaba la mano para agarrarle el pellejo del codo, esa piel suavecita que le sobraba, y se lo sobaba hasta quedarme dormida. No sé cómo me aguantaba, pero nunca se quejaba. Yo sentía que abrazaba una nube.

Ella no era dulce pero era blandita y esponjosa como un algodón de azúcar. Era dura y fuerte como las cáscaras de naranja que tostaba al sol con azúcar para caramelizar. Como los granos de café que tostaba sobre sacos de costal. Nunca se quejaba de ningun dolor. Se sacaba las espinas y los clavos de la piel con las uñas duras como garras. Era fuerte pero suave y amororsa. Nos leía cuentos mientras desayunábamos cada mañana.

Yo. pegaba mi cara y mi nariz a su espalda abullonada, y me hundía ahí, me fascinaba su olor, la suavidad de su pijama como de poliéster satinado. Su cama y ella, y yo aplastada entre ella y la media pared , su cama era un nido blando de calorcito y paz, yo era un pajarito.

Se despertaba bien temprano, prendía el radio para oír las noticias, se quejaba porque los pájaros la despertaban desde muy temprano con su canto. Mientras oíamos el repaso de las principales noticias. yo me hacía la dormida, quería quedarme ahí, pegada a ella por siempre.

Iba a la cocina, volvía con un café y prendía su Pielroja. Tenía dos dedos y dos uñas manchados por la nicotina. Se sentaba en el borde de la cama mientras oía noticias, tomaba su café y fumaba su Pielroja. Yo la miraba y la sobaba desde atrás, ella con su pijama satinada, de esa tela que aún no sé qué sería, era medio sintética,o sintética y media, tal vez un poliéster satinado con elastano.

Yo también tengo Vick Vaporub en mi mesita de noche y me gusta untármelo hasta muy adentro de la nariz para dormir oliendo a ella y que su olor me dure la noche entera.

Cuando el amor de su vida, y de la mía, mi abuelo, murió, ella oía esta canción. Mi abuelo, con sus ojos verde azul infinito y profundo, esa ya es otra historia, otro universo, otro ser de amor, el amor mas grande del mundo.

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